Diente de León está formada por profesionales con una trayectoria de más de 10 años en el ámbito educativo, integrando las experiencias vividas, con las continuas formaciones que realizamos, además de los aprendizajes que adquirimos cada día al acompañar al grupo de niños y niñas.
Darle vida a este bonito espacio, un lugar que cuida y respeta las capacidades innatas de cada niño, cuida su esencia, su libertad de movimiento, su curiosidad, sus ganas de aprender, y es entonces, cuando comienza a definirse su personalidad, su autoestima, cuando se crea su conciencia crítica y surge el interés por cultivar la capacidad de observación del entorno que le rodea.
La confianza en su potencial innato es básica en todo este proceso, que se lleva a cabo siempre con un clima de confianza, respeto y seguridad, en el que crecer sano y querido es la base de todo. Donde lo pedagógico y lo saludable va de la mano.
Nos nutrimos de diferentes pedagogías o corrientes, de la integración de las mismas, nace el día a día de Diente de León.
Tenemos nuestra esencia y personalidad propia. Crecemos y nos desarrollamos en un entorno heterogéneo donde los adultos cualificados acompañan a niños y niñas, mientras juegan de una forma diferente con los de más y menos edad. Desde aquí, tienen a su alcance la posibilidad de interiorizar comportamientos, habilidades, destrezas y actitudes.
Un pilar fundamental para nosotras, es que sea un espacio hogareño en el que los niños y las niñas reciben respuesta a sus necesidades emocionales, psicomotrices, intelectuales, sociales, artísticas y medioambientales.
En Diente de León aprehendemos a través del desarrollo del juego libre, las tareas cotidianas, la creatividad y el contacto con la naturaleza, lo que potencia el desarrollo sano de los sentidos, la alegría, creatividad e iniciativa, desde el gusto por relacionarnos con los otros, descubrir el mundo y crecer en él.
Diente de León es un lugar de encuentro sobre nuevos espacios a la infancia. Nuestro compromiso y nuestros objetivos buscan apoyar a las familias y a los profesionales con el fin de proporcionar una crianza y una educación más consciente y responsable, que atiende las necesidades profundas de los niños pequeños.
A lo largo del año, a través de las estaciones hacemos tareas cotidianas y artísticas de la época; cantamos, contamos cuentos… y celebramos fiestas de estación. Así el niño conecta con la naturaleza, aprende a amarla y a cuidarla a través de experiencias reales y concretas.
A lo largo de la semana, cada día hay una “tarea especial”. Los niños saben que unos días hacemos pan juntos, otros días pintamos con acuarela etc... y esperan con alegría este momento.
Cada día, el ritmo de actividades alterna la expansión y la concentración. Esto le da fuerza y salud. Hay tiempo para hacer y para recoger, para moverse y descansar, para relacionarse con los demás y ser cuidado él solo…
Necesitamos su consentimiento para cargar las traducciones
Utilizamos un servicio de terceros para traducir el contenido del sitio web que puede recopilar datos sobre su actividad. Por favor revise los detalles en la política de privacidad y acepte el servicio para ver las traducciones.